Presente y futuro de la filantropía latinoamericana

24 juillet 2021

Presente y futuro de la filantropía latinoamericana

Ceci est une traduction de la couverture de l’événement Future of philanthropy in Latin America disponible sur le site d’Alliance


En el marco de las celebraciones por su vigesimoquinto aniversario, la revista Alliance organizó una serie de eventos sobre lo que le depara a la filantropía en diferentes partes del mundo. En el marco de esta agenda se desarrolló en asociación con el Instituto para el desarrollo de la inversión social (IDIS), un seminario web el pasado 4 de mayo de 2021 que se centró en las preguntas clave sobre la filantropía latinoamericana: ¿Qué es? ¿Quiénes son los actores? ¿Dónde y cómo acontece?

El evento fue moderado por la editora digital de la revista Alliance, Elika Roohi. Las ponentes fueron Paula Fabiani, CEO de IDIS en Brasil; Inês Mindlin Lafer directora del Instituto Betty y Jacob Lafer quien además hace parte de la junta directiva de GIFE con sede en Brasil; Carolina Suárez, directora ejecutiva de Latimpacto en Colombia y finalmente, Magdalena Aninat, directora fundadora del Centro de Filantropía e Inversiones Sociales de la Universidad Adolfo Ibáñez de Chile.

Paula Fabiani

Paula Fabiani, IDIS.

Paula Fabiani citó en su exposición titulada “La cultura de la donación en América Latina” el informe del World Giving Index (índice mundial de donaciones), según el cual en materia de donaciones « América Latina no está tan desarrollada como en otras partes del mundo ». El mejor país en el índice es Chile, que se sitúa en el puesto 41, y termina con Venezuela, en la posición 208 en la lista mundial. Brasil ocupa el puesto 74. Ella destaca que aunque para algunos analistas el entorno regulatorio en América Latina y la misma cultura de la región no es proclive a una cultura de donación, la realidad es que “hay margen  de mejora, y eso es una buena noticia ».

En su exposición citó también un informe de la organización WINGS del 2019, que demuestra que la mitad del espacio cívico latinoamericano se está reduciendo dado que la mayoría de los fondos se destinan a la educación. Este hecho es un desafío para atender otros temas como el cambio climático, la equidad racial y de género, y otros temas de gran importancia en la región según Fabiani.

La directora de IDIS Brasil también reconoció que la pandemia puso en evidencia la importancia de las organizaciones de la sociedad civil, por su capacidad de llegar a los más vulnerables a través de diferentes proyectos e iniciativas. El 2020 fue un año sin precedentes, pues diferentes fundaciones y corporaciones también desempeñaron un papel primordial y donde el aumento de las donaciones resultó en cifras sin precedentes.

Por su parte, Inês Mindlin Lafer destacó la construcción de una infraestructura filantrópica en la región en los últimos 20-25 años. Si bien el diseño de políticas públicas con participación de la sociedad civil, enfatizando los procesos de capacitación y los proyectos piloto lograron algunos avances también se han enfrentado “algunas derrotas a lo largo de los años » señala.

Al igual que la mención hecha por Fabiani, la directora del instituto Betty y Jacobs Lafer observó el incremento de las donaciones en Brasil a causa de la pandemia y así mismo un aumento en la visibilidad sobre la filantropía por la misma razón, ella afirma que hay un espacio para crecer.

 

No obstante enfatizó que, a pesar de que es algo positivo que haya un mayor reconocimiento de la agenda filantrópica en Brasil, este país vive un momento complejo en cuanto a la filantropía. Según su análisis, la sociedad civil ha sido clave para reconstruir la democracia y para ampliar los derechos a través de las políticas públicas, sin embargo en la actualidad brasilera tanto los medios de comunicación independientes como la ciencia están siendo atacados y esto afecta directamente el entorno de esa construcción de infraestructura filantrópica a futuro. Destacó también que en el gigante sudamericano ha habido retrocesos en materia de pobreza y hambre que no se pueden ignorar.

Inês Lafer

Inês Mindlin Lafer, Betty and Jacobs Lafer Institute

Lafer afirmó “ No importa a qué generación pertenezcas en Brasil, creo que será importante para los próximos años lidiar con el antirracismo, el cambio climático, la violencia y debemos poner todos nuestros esfuerzos en reducir las desigualdades, en el país y en la región ».

La conferencia “una región llena de oportunidades » a cargo de Carolina Suárez destacó el rol de América Latina en el avance hacia una filantropía más estratégica. “Hemos descubierto que tenemos más filántropos y más inversores de impacto listos para asumir más riesgos y comprometidos a priorizar el impacto social y ambiental sobre los rendimientos financieros” destacó. Según la directora de Latimpacto hay actores más involucrados en el ecosistema de inversión social, no sólo fundaciones.

 

Esta organización es una red que moviliza a proveedores de capital de inversión social en América Latina y el Caribe -, priorizando el impacto ambiental y social, conectando a los proveedores de capital para operar a través de las fronteras, tanto regionales como internacionales. Además, Latimpacto ha publicado documentos e informes sobre el impacto de la inversión social.

Magdalena Aninat

Magdalena Aninat, Centre for Philanthropy and Social Investments at Adolfo Ibáñez University

Finalmente, la conferencia desde Chile a cargo de Magdalena Aninat se concentró sobre el futuro de la filantropía en América Latina a partir de algunas reflexiones en el marco de la pandemia. En efecto, la evidencia demuestra que a causa del Covid – 19 y todos los efectos en la economía de los países, se están experimentando en la actualidad retrocesos en varios indicadores de desarrollo.

Según Aninat « con más de 100 millones de personas que se estima que entran en la pobreza y 817.000 fallecidos en América Latina. Estamos en un 90% de encierro en Chile, no podemos ir a la escuela ni asistir al trabajo, aunque estamos en proceso de vacunación. Pero este sector requerirá soluciones más eficaces institucionalmente que no pueden ser proporcionadas únicamente por los gobiernos. La filantropía tiene un papel clave que desempeñar, lo sabemos, y hemos visto la fuerte movilización de fondos en 2020 para el alivio del Covid.”

Las preguntas del público se enfocaron en los efectos de la pandemia en la filantropía, y la gestión de información que haga seguimiento a las donaciones de donantes a receptores.


La Cultura de la donación en América Latina
Ponente: Paula Fabiani, CEO del Instituto para el desarrollo de la inversión social (IDIS) – Brasil

Paula Fabiani, CEO del Instituto para el desarrollo de la inversión social, IDIS en Brasil, inició su presentación citando el informe del World Giving Index (Índice mundial de donaciones). Según este indicador, la cultura de la donación en América Latina no está tan desarrollada como en otras partes del mundo.

En efecto, según los datos de la región, el primer país latinoamericano que aparece en ese índice es Chile, el cual se encuentra en el puesto 41 a nivel mundial, seguido por Colombia en el puesto 49. El país latinoamericano con la posición más baja en el índice mundial de donaciones es Venezuela que se ubica en la posición 208. Llama la atención el hecho de que las tres grandes economías de la región como lo son México, Brasil y Argentina no tengan un mejor desempeño en este índice, ubicándose en el puesto 73, 74 y 75 respectivamente.

Después de mostrar los datos de la región, Fabiani mencionó que hay analistas que creen que el entorno regulatorio en América Latina no es tan favorable para la filantropía y las donaciones. Otros analistas, señala, piensan que el poco liderazgo en la filantropía es una cuestión ligada a la cultura latinoamericana. No obstante, en su conferencia Fabiani hizo una lectura diferente de estas cifras pues las ve como una oportunidad: “El hecho es que hay margen de mejora, y eso es una buena noticia”.

En su presentación Fabiani citó el informe de la organización WINGS de 2019 que demuestra que la mitad del espacio cívico latinoamericano ya estaba restringido antes de la pandemia, pues la mayoría de los fondos se estaban destinando solamente a la educación, siendo esto un gran desafío para atender otros frentes de vital importancia para la sociedad tales como el cambio climático, la equidad racial y la equidad de género, entre otros temas de gran importancia en la región ».

Fabiani también reconoció que la pandemia había logrado hacer manifiesta la importancia de las organizaciones de la sociedad civil pues demostraron tener más capacidad para llegar a los más vulnerables, reaccionando primero que otros organismos a través de iniciativas y esfuerzos colaborativos admirables. De igual manera, destacó las donaciones y el trabajo de las grandes corporaciones que han desempeñado un papel muy relevante en el notorio aumento de recursos aportados llegando a niveles de « donaciones sin precedentes », hecho que destacó como una señal positiva en medio de la pandemia.

Para finalizar su presentación, Fabiani hizo énfasis en las tendencias que se empiezan a vislumbrar en el panorama filantrópico latinoamericano, las cuales se pueden resumir de la siguiente manera:

  • La tecnología: el cambio tecnológico llegó para quedarse en todos los aspectos de la sociedad y la pandemia ha sido el escenario donde esto se hace más evidente. Diferentes organizaciones que trabajan en el sector de las donaciones y la filantropía están adaptando tecnologías que les ayudan a realizar sus tareas y al cumplimiento de su misión y gracias al uso y aplicación de diferentes herramientas tecnológicas en plataformas móviles, la filantropía podrá beneficiarse de ellas.
  • Los datos: los datos se han vuelto más relevantes que nunca. Con relación al tema tecnológico, se hace evidente la importancia tanto para los donantes como para las organizaciones beneficiadas, la generación de datos y el seguimiento a las estadísticas para mejorar la capacidad de medir el impacto que tienen. La capacidad de integrar tecnología y transparencia en la información, mejorará la trazabilidad de la información y aumentará las posibilidades de seguimiento a los recursos por parte de los donantes.
  • Impacto local: la importancia de actuar localmente y de pensar globalmente se incrementó también tras la pandemia, lo que permite aumentar la presencia en determinados territorios. Antes del Covid 19 había una diferencia geográfica entre el lugar de residencia de los donantes y los beneficiados pero eso está cambiando. Con la pandemia están surgiendo necesidades muy específicas en zonas cercanas a donde habitan los donantes. De igual manera, está emergiendo una nueva generación de filántropos, incluido el aumento de la filantropía comunitaria, lo que hace relevante el análisis desde territorios y zonas concretas para incrementar los impactos locales de las donaciones y la filantropía en general.
  • La filantropía de riesgo. Así como la filantropía comunitaria, empiezan a emerger también nuevos mecanismos de intervención, como las llamadas finanzas combinadas y la filantropía de riesgo. Este tipo de acciones vincula el capital filantrópico con la inversión social para crear un impacto positivo, así como para inspirar otros tipos de mecanismos de intervención.

La conferencia de Fabiani terminó destacando que la colaboración entre las diferentes partes del universo de la filantropía es determinante para lograr los objetivos propuestos de cara a superar los estragos que la pandemia está generando en América Latina.

La filantropía en Brasil
Ponente: Inês Mindlin Lafer del Instituto Betty y Jacobo Lafer – Brasil

Inês Mindlin Lafer del Instituto Betty y Jacobo Lafer en Brasil, comenzó mencionando que en los últimas dos décadas se ha construido en Brasil una infraestructura filantrópica de carácter profesional, contando con todo tipo de asistencia técnica que abarcan la respuesta a diferentes causas y temas.

Explicó que en su caso como una mujer vinculada en los últimos 20 años a la filantropía en Brasil, pudo ver cómo se fue tejiendo esa red de infraestructura diversa y heterogénea para atender diferentes desafíos ligados también al fortalecimiento la democracia de su país.

Señala que en su país les preocupaba diseñar políticas públicas con participación de la sociedad civil, enfatizando en los procesos de capacitación y el desarrollo de proyectos piloto que además les permitiera aportar nuevas ideas para su desarrollo. Sobre este tema en particular, ella desataca que lograron varios avances pero también, tuvieron que enfrentar algunas derrotas a lo largo del tiempo.

En los últimos años, Lafer ha observado que existe en Brasil « un movimiento más constante y consistente para valorar las donaciones, las subvenciones y las donaciones privadas”. Este cambio en la cultura se hizo evidente, como lo señaló también su coterránea Fabiani en su conferencia sobre “la cultura de la donación en América Latina”, durante la pandemia del 2020.
En efecto, ella señala “El Covid-19 ha puesto el foco en esto porque hemos tenido un aumento en las donaciones. Destaca que si bien este aumento es positivo, aún se puede aumentar el monto de las donaciones privadas individuales con el apoyo de la sociedad civil y reconoce que ella misma está comprometida con esta tarea.

Su opinión al respecto de las donaciones individuales es justamente en torno al papel de las élites del Brasil que tienen cómo aportar y cree que es posible animarles para que sean más protagonistas en los cambios sociales que se quieren y se necesitan en el país.

Lafer ahora es testigo de una nueva generación de filántropos que vienen a través de diferentes escenarios y que están siendo motivados por ver cambios en Brasil y cree que esta idea los impulsará a comprometerse más. Con relación a la nueva generación de filántropos, ella afirma que « Los veo muy impulsados por el impacto, por la ampliación de las iniciativas con las que están involucrados”. Según ella, esta nueva filantropía brasilera está preocupada por hacer de las donaciones una práctica sostenible y viable y están muy cerca de las ideas de inversión de impacto y ESG .

Pero más allá de si buscan un plan de negocio o simplemente donar a una causa, Lafer sostiene que “No importa a qué generación pertenezcas en Brasil, creo que será importante para los próximos años lidiar con el antirracismo, el cambio climático, la violencia y debemos poner todos nuestros esfuerzos en reducir las desigualdades, en el país y en la región ».

En este dinamismo del desarrollo de la filantropía y la misma infraestructura creada, las redes de cooperación han sido y seguirán siendo vitales para atender causas, tales como el clima, los derechos humanos, la inequidad, por su eficacia para llegar a las zonas y las poblaciones más necesitadas. Innovador o no, según Lafer, lo destacable es que en el 2020 la pandemia hizo posible que se le diera valor a este tipo de acciones y de organizaciones.

Lafer concluyó diciendo que « estamos en un momento delicado aquí en Brasil ». Se ha reconocido la importancia de impulsar la agenda filantrópica, pero se enfrenta a severos cierres de espacios cívicos. « La sociedad civil fue muy clave para reconstruir la democracia en el país y para expandir los derechos a través de políticas públicas, y en este momento creo que el valor de la sociedad civil, los medios de comunicación independientes, la ciencia – cosas que eran muy importantes hace años – están siendo atacados. Creo que es una pena que estemos viendo retrocesos en Brasil en términos de pobreza y hambre, y creo que no podemos cerrar los ojos ante ello ». Ahí la filantropía tiene mucho que aportar, hacer y financiar.

América Latina: una región llena de oportunidades

Carolina Suárez, directora ejecutiva Latimpacto en Colombia, inició explicando la naturaleza de la organización que representa.

Latimpacto es una red que ofrece actividades e iniciativas en toda la región, incluido el Caribe. Conectados a redes hermanas en Europa (EVPA), Asia (AVPN) y África (AVPA), movilizan a proveedores de capital de inversión social, con el fin de promover un despliegue más eficiente de los recursos financieros y no financieros. Su creencia es priorizar el impacto ambiental y social, conectando a los proveedores de capital para operar a través de las fronteras, tanto regionales como internacionales.

Latimpacto publicó en febrero un informe sobre Inversión Social e Impacto: Casos y Tendencias en América Latina, que documenta 37 casos en toda la región en siete países: México, Guatemala, Brasil, Argentina, Perú, Colombia y Chile.

Gracias a esta investigación, En Latimpacto descubrieron que la mayoría de los casos se basaban en el octavo objetivo de desarrollo sostenible, es decir, el trabajo decente y el crecimiento económico.

Una oportunidad que surge de los horrores de la pandemia ha significado que los filántropos consideren cómo desplegar sus recursos de una manera más estratégica. « Un hallazgo mostró que invertir para lograr impacto está ganando tracción en la región. Descubrimos que todos ellos están comprometidos a priorizar el impacto social y ambiental sobre los rendimientos financieros. Esto es lo que hemos encontrado de la pandemia: cómo quieren aumentar su apoyo ».

En segundo lugar, dar es mejorar a través de diversos instrumentos financieros. « Todavía estamos a la mitad de las subvenciones, pero estamos empezando a implementar mecanismos de deuda, capital y otros mecanismos híbridos. Estamos empezando a entender que podemos aplicar diferentes instrumentos financieros para desplegar nuestro trabajo filantrópico ». El apoyo no financiero también se entiende más ampliamente, con filántropos apoyando la estrategia, las mediciones de impacto y los problemas operativos. En la misma línea, ahora casi el 60 por ciento de las organizaciones incluidas en estos estudios de caso están midiendo su impacto.

Suárez concluyó con sus reflexiones sobre este informe: « En primer lugar, América Latina está interesada en avanzar hacia una filantropía más estratégica. Hemos descubierto que tenemos más filántropos y más inversionistas de impacto listos para asumir más riesgos y comprometidos a priorizar el impacto social y ambiental sobre los rendimientos financieros. También hemos descubierto que tenemos más actores involucrados en el ecosistema de inversión social, no solo fundaciones. También estamos viendo cómo podemos conectar de una manera más estratégica el continuo del capital, desde la filantropía tradicional hasta la inversión de impacto y conectar estos dos mundos en blanco y negro ».

Suárez y sus colegas de Latimpacto publicaron un análisis de sus hallazgos recientemente en el sitio web de la Alianza, que puede leerse en línea o descargarse en formato PDF.

El rol de la infraestructura
Conferencia: Magdalena Aninat – directora fundadora del Centro de Filantropía e inversiones sociales de la Universidad Adolfo Ibáñez de Chile

Magdalena Aninat, directora fundadora del Centro de Filantropía e inversiones sociales de la Universidad Adolfo Ibáñez en Chile, inició compartiendo sus pensamientos sobre el futuro de la filantropía en América Latina y los efectos que ha tenido la pandemia en la región.

Señala que, actualmente se está experimentando un enorme revés en la superación de la pobreza que obliga a mirar las cifras, « con más de 100 millones de personas que se estima que entran en la pobreza, y 817.000 fallecidos en América Latina. Estamos en un 90% de confinamiento en Chile, sin poder ir a la escuela ni asistir al trabajo, aunque estamos en proceso de vacunación”. Esta realidad para Aninat, implica que como sociedad se busquen soluciones más eficaces desde la acción institucional, las cuales no pueden ser suministradas únicamente por los gobiernos.

En Chile el efecto de la pandemia también trajo cambios en la tendencia a donar. Aninat observa que si bien la filantropía tiene un papel clave que desempeñar en esta pandemia, también se están viendo nuevas y más fuertes movilizaciones para atender comunidades. De hecho, se han visto importantes incrementos en la recaudación de fondos durante el año 2020 para la ayuda contra los efectos del Covid 19. Se estima que 2020 será uno de los años más altos de la historia para el número de donaciones registradas.

No obstante, destaca también, las organizaciones de la sociedad civil se han visto muy afectadas. « El Centro para el Socorro en Casos de Desastre estima que entre el 11 y el 38 por ciento de las organizaciones sin fines de lucro en los Estados Unidos podrían llegar a su fin como resultado de esta crisis; no tenemos los datos de nuestra región, pero las cosas podrían ir en la misma dirección o peor ».

Para que la filantropía juegue un papel clave en esto, Aninat argumenta que es importante reflexionar sobre las necesidades de la filantropía en sí misma: « un espacio para mejorar sus prácticas, tener una voz fuerte para abogar por un entorno que ayude tanto a la filantropía como a la sociedad civil a florecer”. Son igualmente necesarias las redes para expandir las conexiones como lo indicaron en el foro otras ponentes.

Por supuesto, aquí es donde entra en juego la importancia de la infraestructura filantrópica: «Tenemos más investigación, más asociaciones, más grupos de afinidad que hace una década, y esto es realmente una buena noticia». Sin embargo, a pesar de estos avances, América Latina sigue siendo una de las regiones menos cubiertas en términos de investigación, que es donde interviene el Centro de Filantropía e Inversiones Sociales que fundó Aninat en Chile, trabajando para mejorar el entorno del sector, conectando tanto al público académico como a diferentes actores del sector de la filantropía.

Si bien Aninat reconoció el aumento de los donantes impulsados por el impacto de Chile, los filántropos de próxima generación y los inversionistas de impacto, están por enfrentar diferentes desafíos:

  • Tener claras las causas fundamentales de los fondos: «Si partimos de un cambio sistémico y no solo de las necesidades sistémicas, las comunidades y las personas estarán más preparadas para el próximo desastre o catástrofe. Los cambios requieren tiempo, innovación y las mejores personas, y ahí es donde la filantropía realmente puede agregar valor ».
  • Es posible colaborar aún más: Una de las mayores lecciones aprendidas durante la pandemia es que la colaboración es posible y necesaria. Ahora es necesario colaborar más que antes.
  • Se requiere un marco jurídico favorable: » El Índice Ambiental De Filantropía Global de la Escuela de Filantropía Lilly de la Universidad de Indiana ha identificado que los entornos políticos y los incentivos fiscales son las dos principales debilidades para el desarrollo de la filantropía en nuestra región.

Para terminar su intervención, Aninat destacó que se han visto muchos ejemplos de cómo la presencia de marcos jurídicos favorables para la filantropía pueden hacer una diferencia. Los gobiernos pueden regular para facilitar o impedir los roles de la sociedad civil y la filantropía. Una ley que fomente la filantropía debe facilitar las donaciones, ya sea que esta provenga de personas con altos ingresos, corporaciones o donantes de clase media, y a su vez, incorporar nuevas tendencias tales como la inversión de impacto o los bonos de impacto social. En sus propias palabras “Necesitamos más capital procedente de la región”.


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